jueves, 28 de febrero de 2013

Visión Cultural



Las sociedades, pueblos o culturas han creado imágenes, esquemas o definiciones sobre los aspectos que definen a una persona o grupo social; los estereotipos y los prejuicios, conceptos que van ligados de manera estrecha con aquellos aspectos que nos definen como cultura, ciudad y posición social, aspectos que uno no elige al momento de nacer.

Cuando una persona, ve a otra persona, percibe algo de él o ella, todas estas percepciones son el resultado de ciertos procesos cognitivos. Para entender mejor estos procesos es necesario abordar la definición de estereotipo, pre-juicio y discriminación.

Cuando decimos frases como: "Los cambas son unos flojos/tontos" o cuando se oye decir que "Los collas son feos/cochinos", estamos frente a un estereotipo que por definición son rasgos, creencias o características que se atribuyen a los miembros de un grupo, mediante una imagen mental simplificada que es compartida socialmente. Así, los estereotipos son compartidos por mucha gente. No son imágenes mentales de una persona únicamente, y se atribuyen a una persona como miembro de un grupo y no como persona individual. Estas ideas se van construyendo en nuestras mentes como fichas que tienen información sobre las características de los grupos, como los campe-sinos, las mujeres, los citadinos, campesinos y otros. Así se sabe qué hace o que se puede esperar de dicho individuo.

Cada vez que percibimos un estímulo, sea del tipo que sea, recurrimos a las fichas correspondientes. Cuando vemos a un campesino, en nuestra ficha tenemos las características: ignorante y sucio, y así es como pensamos de él. Cuando vemos una mujer pensamos "sensible, débil", o cuando observamos un hombre sabemos de él: "fuerte, atrevido".

Los estereotipos se clasifican en tres grupos, según la valoración que se hacen de los grupos sociales a los que se refieren, de este modo tenemos: estereotipos positivos: "Los campe-sinos son solidarios", estereotipos neutros: "Los chaqueños bailan chacarera", estereotipos negativos: "Los peruanos son unos ladrones".

Estos presentan una fuerte resistencia al cambio. Se mantienen aun cuando existe evidencia en contra.  Simplifican la realidad (Si el estereotipo es: "los policías son corruptos", se simplifica al fijarse en un solo adjetivo que además puede o no ser cierto) Generalizan (No todos los policías son corruptos) Completan la información cuando esta es ambigua. Se recuerda con mayor facilidad la información que es congruente con el estereotipo.

Alentado por la información estereotipada realizamos juicios generalizados y no comprobados en el sujeto observado, entonces estamos frente a los prejuicios que a su vez introducen elementos de emoción y acción. Un prejuicio es un juicio previo no comprobado de carácter favorable o desfavorable acerca de un individuo o grupo, tendiente a la acción de un sentido congruente. Al igual que los estereotipos, pueden ser positivos o negativos y atribuirse a un individuo o un grupo.

Un prejuicio negativo puede ser de la siguiente manera: Cuando veo a un campesino, pienso que es un sucio e ignorante, siento rechazo y me alejo de él. Un prejuicio positivo puede ser así: cuando veo un gringo pienso que es inteligente y simpático, siento simpatía y me acerco a hablarle.

Fruto de los estereotipos y prejuicios surge la discriminación definido como un comporta-miento de hostilidad hacia otras personas, pude ser directa y por tanto manifestarse a través de agresiones física o verbales, o bien indirecta, que es lo más frecuente, y manifestarse a través de la legislación, el lenguaje, el currículo oculto y  las actitudes.

Sería infantil decir que al ver a una persona, no vayamos a estereotiparla o realizar un prejuicio de él o ella, por más leve que sean nuestras ideas acerca del sujeto observado, pero por lo menos podemos ahorrarnos el ejercicio de la discriminación. Nadie eligió la cultura en la que nació, ni el color, ni los padres que tiene. Y son precisamente estos aspectos los que parecen definir a una persona. Discriminar por estos elementos es participar de la silla de escarnecedores, de la intolerancia y la cultura del conflicto. En la calle, a diario y a cada paso nos encontramos con gente y de seguro aunque sea por cuestión de segundos estereotipamos a cada uno de ellos, con algunos llegamos hasta el pre-juicio, pero también podemos ahorrarnos esto; estereotipar de manera negativa y prejuzgar a los demás. Simplemente no alimentemos las ideas negativas que se nos ocurren al ver a otros.
Por Rubén Navarro
(Foto: Revista Lazos)

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