Las sociedades, pueblos o culturas han creado imágenes, esquemas o
definiciones sobre los aspectos que definen a una persona o grupo social; los
estereotipos y los prejuicios, conceptos que van ligados de manera estrecha con
aquellos aspectos que nos definen como cultura, ciudad y posición social,
aspectos que uno no elige al momento de nacer.
Cuando una persona, ve a otra persona, percibe algo de él o ella, todas
estas percepciones son el resultado de ciertos procesos cognitivos. Para
entender mejor estos procesos es necesario abordar la definición de
estereotipo, pre-juicio y discriminación.
Cuando decimos frases como: "Los cambas son unos flojos/tontos"
o cuando se oye decir que "Los collas son feos/cochinos", estamos
frente a un estereotipo que por definición son rasgos, creencias o
características que se atribuyen a los miembros de un grupo, mediante una
imagen mental simplificada que es compartida socialmente. Así, los estereotipos
son compartidos por mucha gente. No son imágenes mentales de una persona
únicamente, y se atribuyen a una persona como miembro de un grupo y no como
persona individual. Estas ideas se van construyendo en nuestras mentes como
fichas que tienen información sobre las características de los grupos, como los
campe-sinos, las mujeres, los citadinos, campesinos y otros. Así se sabe qué
hace o que se puede esperar de dicho individuo.
Cada vez que percibimos un estímulo, sea del tipo que sea, recurrimos a
las fichas correspondientes. Cuando vemos a un campesino, en nuestra ficha
tenemos las características: ignorante y sucio, y así es como pensamos de él.
Cuando vemos una mujer pensamos "sensible, débil", o cuando observamos
un hombre sabemos de él: "fuerte, atrevido".
Los estereotipos se clasifican en tres grupos, según la valoración que
se hacen de los grupos sociales a los que se refieren, de este modo tenemos:
estereotipos positivos: "Los campe-sinos son solidarios", estereotipos
neutros: "Los chaqueños bailan chacarera", estereotipos negativos:
"Los peruanos son unos ladrones".
Estos presentan una fuerte resistencia al cambio. Se mantienen aun
cuando existe evidencia en contra.
Simplifican la realidad (Si el estereotipo es: "los policías son
corruptos", se simplifica al fijarse en un solo adjetivo que además puede
o no ser cierto) Generalizan (No todos los policías son corruptos) Completan la
información cuando esta es ambigua. Se recuerda con mayor facilidad la información
que es congruente con el estereotipo.
Alentado por la información estereotipada realizamos juicios
generalizados y no comprobados en el sujeto observado, entonces estamos frente
a los prejuicios que a su vez introducen elementos de emoción y acción. Un
prejuicio es un juicio previo no comprobado de carácter favorable o
desfavorable acerca de un individuo o grupo, tendiente a la acción de un
sentido congruente. Al igual que los estereotipos, pueden ser positivos o
negativos y atribuirse a un individuo o un grupo.
Un prejuicio negativo puede ser de la siguiente manera: Cuando veo a un
campesino, pienso que es un sucio e ignorante, siento rechazo y me alejo de él.
Un prejuicio positivo puede ser así: cuando veo un gringo pienso que es
inteligente y simpático, siento simpatía y me acerco a hablarle.
Fruto de los estereotipos y prejuicios surge la discriminación definido
como un comporta-miento de hostilidad hacia otras personas, pude ser directa y
por tanto manifestarse a través de agresiones física o verbales, o bien
indirecta, que es lo más frecuente, y manifestarse a través de la legislación,
el lenguaje, el currículo oculto y las
actitudes.
Sería infantil decir que al ver a una persona, no vayamos a
estereotiparla o realizar un prejuicio de él o ella, por más leve que sean
nuestras ideas acerca del sujeto observado, pero por lo menos podemos
ahorrarnos el ejercicio de la discriminación. Nadie eligió la cultura en la que
nació, ni el color, ni los padres que tiene. Y son precisamente estos aspectos
los que parecen definir a una persona. Discriminar por estos elementos es
participar de la silla de escarnecedores, de la intolerancia y la cultura del
conflicto. En la calle, a diario y a cada paso nos encontramos con gente y de
seguro aunque sea por cuestión de segundos estereotipamos a cada uno de ellos,
con algunos llegamos hasta el pre-juicio, pero también podemos ahorrarnos esto;
estereotipar de manera negativa y prejuzgar a los demás. Simplemente no alimentemos
las ideas negativas que se nos ocurren al ver a otros.
Por Rubén Navarro
(Foto: Revista Lazos)