jueves, 31 de octubre de 2013

Menos y malformados espermatozoides



      Según indica la Agencia Materia, el esperma masculino está perdiendo y es posible que ese deterioro sea una señal funesta. Un estudio realizado en Francia durante 17 años, entre 1989 y 2005, muestra que la concentración de espermatozoides en el semen bajó un 32,2%, a un ritmo de un 1,9% al año. Si en 1989 la concentración promedio era de 73,6 millones por centímetro cúbico, en 2005 había caído ya hasta los 49,9 millones. Esta última cifra, aunque aún está dentro del rango en el que la Organización Mundial de la Salud considera fértil a un hombre, está por debajo del mínimo; 55 millones por centímetro cúbico a partir del cual se incrementa el tiempo necesario para concebir.

    Los autores del artículo, que se publica en la revista Human Reproduction, analizaron las eyaculaciones de 26.600 hombres, probablemente la mayor muestra estudiada en el mundo, y, aunque los resultados no se pueden extrapolar a otros países, sus datos confirman la pauta que se ha observado en otros lugares del planeta. Además, los espermatozoides no solo eran menos sino que también había descendido el porcentaje, en un 33,4%, de los que estaban bien formados.

    “Este estudio constituye una seria advertencia sobre la salud pública y se tiene que buscar la relación entre este descenso de la calidad del esperma y cambios medioambientales”, escriben los autores en el estudio. En él, señalan como posibles culpables, entre otros factores del entorno, a sustancias químicas que alteran el equilibrio hormonal como el bisfenol A, que se encuentra en objetos de uso tan común como las latas de conserva o las botellas de plástico. “Aunque el descenso también podría estar relacionado con factores que han cambiado durante el periodo en el que realizamos el estudio, como un incremento de la obesidad, cambios en la alimentación o una vida más sedentaria”, reconoce Joëlle Le Moal, investigadora del Instituto de Vigilancia Sanitaria y coautora del estudio.

            Jaime Gosálvez, catedrático de genética de la Universidad Autónoma de Madrid, considera que “es evidente que la calidad seminal de las sociedades avanzadas está bajando”. “Eso se ve día a día”, asegura. “En el banco de donantes, reclutar individuos que tengan buena calidad seminal es un drama, incluso entre gente joven que debería tener un semen de alta calidad. Hay clínicas que me confiesan que solo el 10% de los que van a donar son aptos para hacerlo”, señala. “Curiosamente —añade— en  sitios menos desarrollados como Brasil o México, donde se han realizado estos estudios, la calidad seminal no ha bajado de manera exgerada”. El estudioso también considera que hay una relación entre el deterioro de las condiciones medioambientales y el empeoramiento de la calidad del semen. “Si hay una célula especialmente sensible a las circunstancias nocivas del medio ambiente, esa es el espermatozoide, porque si hay algo que le está estresando y le puede dañar, lo que no quiere el espermatozoide es transmitir información defectuosa a la descendencia, y prefiere morirse antes que transmitirlo”, explica.


            Gosálvez recuerda que “se ha visto que, en niños que han nacido con la ayuda de reproducción asistida o fecundación natural, pero procedente de esperma defectuoso, pueden desarrollar enfermedades asociadas a malos controles del sistema epigenético”. “Y hay trabajos en ratones en los que tras dañar el espermatozoide para luego fecundar, se observa que las ratoncitas abortan con más facilidad, las crías desarrollan tumores y los nacidos vivos tienen más problemas en su desarrollo posterior”, añade el investigador.
Todos estos indicios hacen que los autores del estudio que hoy se publica en Human Reproduction reclamen que se incremente el esfuerzo para averiguar qué está provocando este alarmante descenso en la calidad del semen masculino, particularmente en los países más avanzados. “Nuestra advertencia puede ayudar a las autoridades sanitarias a reforzar sus políticas sobre los perturbadores endocrinos (los productos químicos que alteran el equilibrio hormonal), preferiblemente en el ámbito europeo, mejorando la investigación y los sistemas de vigilancia”, reclama Le Moan.

            Pese al descenso de la calidad del semen, los investigadores descubrieron un dato positivo. La capacidad de movimiento de los espermatozoides (la motilidad) se había incrementado, del 49,5% en 1989 al 53,6% en 2005. La naturaleza, y las urgencias que provoca el deseo sexual son una muestra de ello, siempre busca la forma de abrirse paso, hasta en las circunstancias más adversas.

            Algo tan elemental para la reproducción de la raza humana está en peligro. Y a todo esto, como individuos, lo que podemos hacer para contrarrestar esta decadencia es corregir nuestros hábitos de consumo, ya que la vida es el regalo más preciado que tenemos, y es nuestro deber ayudar a su continuidad.

martes, 29 de octubre de 2013

Matrimonio Saludable



     Hasta que la muerte nos separe” Es probable que usted hiciera este compromiso cuando se casó ante la autoridad civil y por supuesto ante Dios. 

Es una gran idea porque es la idea de Dios. Lamentablemente, la realidad trágica es ésta: muchos matrimonios no duran toda la vida. Sin embargo, los matrimonios que duran es debido a características tales como soportar y resignarse más que al amor y al cumplimiento de lo que Dios quiere que sus hijos disfruten. Desafortunadamente esa es la realidad de muchos matrimonios actualmente.

    Un matrimonio estable y saludable no comienza concentrándose primeramente en su matrimonio. Comienza en concentrarse en usted mismo, su relación de amor con el Señor (Dios), y el punto hasta el cual cada día usted deja que el Espíritu Santo lo ayude a ser hecho “conforme a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). …Continuará.
AT21
Dr. Esteban Ajnota A.
Psicólogo, Terapeuta y Consejero

lunes, 28 de octubre de 2013

Efectos de la vida ocupada


¿Estamos al borde de una catástrofe global en la Tierra?



Las consecuencias del calentamiento global son inminentes. La concentración de los gases de efecto invernadero ha registrado un aumento de la temperatura de la atmósfera en los últimos doscientos años, desde la Revolución Industrial.

            La quema de combustibles fósiles, la deforestación y el crecimiento desmedido de la población han contribuido directamente al calentamiento del planeta. El aumento de la población ha incidido en una mayor demanda de recursos de la tierra y del agua. Los árboles, que absorben gran parte de las emanaciones de carbono, son eliminados sistemáticamente por causa de la tala indiscriminada de los bosques para satisfacer las demandas de la tecnología.

            Las plantas industriales a base de carbón para generar energía, arrojan a la atmósfera 2.500 millones de toneladas de dióxido de carbono al año; sólo la industria del automóvil genera 1.500 millones de toneladas de dióxido de carbono. Las consecuencias por el calentamiento progresivo de la tierra generan el efecto invernadero: los rayos del sol atrapados en la atmósfera elevan las temperaturas que generan sequías, incendios y escasez de agua. Por otra parte, crean grandes inundaciones, huracanes, el deshielo de los polos y el consecuente aumento del nivel del mar; con la amenaza de barrer ciudades como Miami, San Francisco, Calcuta, Bangladesh y Venecia.


            El clima en nuestro planeta se sitúa cerca de un punto de no retorno y la década actual puede ser decisiva para su destino, afirmaron en Londres los científicos de la conferencia “Planeta bajo presión”.

            “Estamos al borde de grandes cambios”, dijo Will Steffen, director de la Universidad Nacional de Australia, sobre el cambio climático. “Si no conseguimos mantener el aumento de temperatura en el nivel de dos grados, vamos a cruzar el umbral más allá del cual el sistema estará en un estado más caliente”.

            El énfasis principal se puso sobre el impacto del cambio climático, si se mantienen los índices y dinámica actuales.

Las estimaciones preliminares indican que si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en los niveles actuales, para el año 2100 la temperatura media se elevará en 6 grados centígrados.

Y es probable que la “respuesta” de nuestro planeta no sea lineal, sino catastrófica, por lo que volver a las condiciones actuales, simplemente reduciendo la concentración de gases de efecto invernadero, no se logrará. Los cambios catastróficos pueden ser causados por dos factores: el derretimiento de los glaciares y la desaparición de los bosques tropicales.
Los glaciares están frenando el ritmo de calentamiento del planeta, pero su número disminuye rápidamente: a unos 200 kilómetros cúbicos anules. Como medidas necesarias los científicos proponen el rechazo de plantas de energía y la introducción de tecnologías que capturen el dióxido de carbono en la Tierra.

            Los hombres tenemos sobre la tierra todo el dominio que nos fue concedido, sin embargo nos hemos convertido en consumistas depredadores de la naturaleza. Aunque  todavía se puede hacer algo por salvar nuestro planeta de esta catástrofe, disminuyendo nuestros hábitos de consumo, utilizando focos de bajo consumo, apagando completamente los electrodomésticos cuando no están en uso porque la electricidad que usamos viene de combustibles fósiles, usando automóviles eficientes, o la bicicleta, reduciendo nuestra basura, reciclando papel, cartón, vidrio y consumiendo productos ecológicos, entre otras, son medidas que pueden ayudar a frenar poco a poco, el calentamiento progresivo de la Tierra.